La intuición inequívoca de que siempre ha habido algo. Desde el primer momento. Hay veces que el cuerpo sabe más que la mente. O qué sé yo.
Un naufrago que llegó a una orilla que no era su casa, pero ante la belleza de la isla decidió no regresar. Porque en esa playa, en la costa a la que llegó por casualidad ha encontrado un manantial de paz y felicidad. Y no necesita nada más. El mundo podría desaparecer y no se daría cuenta. La bravura y clama de las olas, la caricia del sol, el susurro del viento. Tú eres mi isla. Mi salvación en medio de la tormenta; energía, calidez, música.
La seguridad completa de que quiero quedarme en ti. Hay veces que la mente comprende lo que el cuerpo sabe. O qué sé yo.
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