viernes, 28 de octubre de 2011

Ilusión

Ser capaz de hacer cualquier cosa que te propongas. Todo está en tus propias manos. Se te llenan los pulmones de aire, como si fueras a cantar el aria de la reina de la noche, y hubiera que soltarlo poquito a poquito, con mesura. Te relaja y te llena de poder al mismo tiempo. Poder sobre ti misma. Poder sobre tu propia vida.

Si, el mundo está lleno de tiranos, de abusones, de ladrones refugiados tras las corbatas que se supone que les profieren ciertas categorías. Pero si ellos, con los bolsillos llenos de mentiras, de sonrisas falsas y apretones de manos envenenados, si ellos pueden conseguir lo que se propongan... ¿Por qué no vamos a poder los honrados?

Nos dice que no podemos. Nos inculcan que para triunfar en la vida hay que ser "espabilado". Pero con nociones negativas: Hay que saber mentir, pisotear, manipular.
Y yo digo ¿Por qué? ¿Por qué vamos a creer a los mentirosos?

Basta de negar con la cabeza y mantener lo brazos caídos. Seamos nuestros propios héroes, defendamos a muerte nuestras propias causas. Demostremos que el mundo no está perdido.
Es el conformismo y adoctrinamiento lo que nos mata.
Sólo hace falta un cambio de pensamiento.

Y ahí, amigos míos, es donde tenemos la gran ventaja. Porque el dinero en la mente no manda. Ese es el espacio en el que somos libres, libres de seguir, o de rebelarnos. Ya basta de quejarnos.
Rompamos las cuerdas que nos amordazan. Las cadenas no son lo suficientemente pesadas como para hacernos agachar la cabeza.

Que no nos pese el cerebro; para eso evolucionamos y andamos a dos patas.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Otoño

La lluvia ha vuelto, predecesora del otoño, tiñendo de gris los días azules, que cada vez duran menos, dejándose  vencer, con melancolía, al avance implacable del invierno. Son días de manta, de chocolate caliente que humea desde la taza, esperando a que las musas vengan, a que caigan del cielo como las hojas rojas de los árboles, a que se mezclen con los mortales.

Paraguas multicolores que se mezclan al son de los chapoteos en los charcos. Gente aglomerada en la parada del tranvía, dando la últimas caladas aceleradas al cigarro mientras el gigante plateado se acerca, deslizándose silencioso por los raíles.

Bufandas con olor a naftalina, sacadas del último rincón de un cajón abandonado.

El invierno se acerca, ha muerto el verano.