lunes, 30 de marzo de 2009

Historia de dos

Quisiera escribir una historia de amor. Nuestra historia de amor. No una de esas que acaban en tragedia, ni el típico cuento de hadas con final feliz.
Quisiera contar la realidad; que estuve enamorada de ti durante siglos, que fui tu amiga, tu confidente, que poco a poco me gané un hueco en tu corazón, no sin esfuerzo, atenta a cada ocasión de hacerte feliz.
Que lloré por ti, reí por ti, me dormí pensando en ti y me desperté deseando que mi sueño se hiciera realidad. Que algún día podría cantarte al oído “I don´t wanna miss a thing” de Aerosmith.
Seis meses separados, y a la vez más unidos, y de nuevo tus sonrisas, tu voz, tus abrazos, tus bromas, tu amistad, y mi piel estremeciéndose al mínimo roce, mi corazón palpitando acelerado por cada mirada, mis entrañas ardiendo de ganas de ti.
Que absurdo es el amor, que aunque no correspondido te eleva a lo más alto, a otra dimensión, esa en la que las palabras no son suficientes, no valen, no pueden expresar la profundidad de una sensación, se un sentimiento, de una ilusión.
Suspiro encandilada y tu nombre se desliza juguetón entre mis labios, travieso, bailón, inesperado, y recuerdo cada conversación, cada palabra, y las saboreo, y les doy vueltas, y busco posibles significados ocultos detrás de cada letra para mantener vivas mis esperanzas.
E imagino, sobre todo eso, un “nosotros” posible, cercano, que la amistad deje por fin paso a algo más, después de tanto viaje, tantas vivencias, tantas cosas en común.
Poder decirte que te quiero, una y otra vez, no tener que esconderlo nunca más, proclamarlo a los cuatro vientos, y que se entere todo el mundo, que sepan lo feliz que soy a tu lado. Canturrearlo como un estribillo de moda, de esos pegadizos que entran en tu cabeza y ya no hay manera de que te abandonen.
Besarte cuando me apetezca, reírme contigo perderme en tus ojos, beber de tu aroma, mecerme en tus brazos, ser uno solo. Apoyarme en tu hombro y hablar durante horas, de tonterías, de inquietudes, de filosofía, de sentimientos.
Pasear cogidos de la mano, o acurrucados uno junto al otro si hace frío, que nuestros amigos piensen lo monos que somos, y sonrían al vernos, contagiados por la felicidad que emanamos.
Tomarnos el pelo y enredar, picarnos y hacer las paces. Compartir sueños. Soñar juntos. Contar estrellas.
Despertar por la mañana y verte, y atrapar cada momento como si fuese una instantánea capturada por una cámara fotográfica.
Disfrutar de la vida a cada segundo, cada atardecer, cada amanecer, cada rayo de sol, cada reflejo de luna.
Jugar con una rosa sin pincharnos con sus espinas. Compartir miradas que sólo nosotros entendemos.
Hacer que el hoy no nos pase por encima, y en el mañana amarnos todavía más.
Esa es la historia que yo quisiera escribir. Pero ésta es una historia de dos. ¿Qué quieres escribir tú?

No hay comentarios: