miércoles, 30 de marzo de 2011

Sólo soy contigo

Ayer, escribí esto:

El mundo se desmorona, y nosotros nos amamos.
Mi espíritu reblede tiembla de emoción ante las revueltas que pueblan las portadas de periódicos y telediarios, y nosotros nos amamos.
Sigo soñando con mil y un países, con recorrer el mundo entero, y nosotros nos amamos.
Y sin embargo, en el corazón, ésto casi no pesa, porque nosotros nos amamos, y el mundo ya me da igual.
Ayer vi un documental en el que Eduard Punset, perona a la que admiro incondicionalmente, presentaba su nuevo libro: Viaje hacia el amor. Decía que, toda persona que hable de la felicidad, tienen que pasar obligatoriamente por el amor. Todas las encuestas muestran que, la gran mayoría de la gente, opina que el amor es el motor de la felicidad, antes que la salud, muy por delante del dinero.

Ayer pensé, una vez más, en cuánto me ha cambiado el amor. En cuán vacía e incompleta me sentía antes; en que ahora soy, antes sobrevivía.

Ayer me lancé a soñar con mil y una posibilidades de vida, pero ningun sin él.

Yo ya no soy sin tí, cómo dice Fito, yo sólo soy contigo.

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