domingo, 25 de noviembre de 2012

Campo de batalla.

No me pidas que luche por ti, porque tu ya lo estás haciendo. Y si los dos estamos luchando por ti... ¿Quién lo hace por mí? Te fuiste a combatir en tus propias batallas y me dejaste abandonada en medio de la guerra. Me siento un poco como en el inicio de Bailando con Lobos, avanzando lentamente con los brazos en cruz, expuesta a las balas del enemigo, a esas balas que no llegan. Y lo único que quiero es que esta misión suicida acabe ya, que me encuentre la muerte y se lleve la desesperación, aunque en el fondo deseo ganar la guerra. Pero avanzo en plan kamikaze, porque a quien todo le han quitado también le roban el miedo. Me dejaste sola ante el mundo. Lamentaría saber que a ti se te complican tus batallas, que no sabes como ganarlas, pero tú te fuiste, y ahora, ésta es mi guerra. Sólo mía. Sólo estoy yo contra el mundo, defendiendo mis ideas a voz en grito; apostando por la cultura y la educación, por los viajes, por los sueños, por cambiar el mundo... Por hacer algo que merezca la pena. Por dejar una huella. Por ser inmortal a través de mis páginas, que consigan hacer reír, hacer llorar, hacer pensar aunque sea un poco, impactar en los demás de alguna manera. Soy una persona complicada. Soy consciente. Soy bipolar, volcánica en cierto sentido; exploto demasiado a menudo, y quemo a todo aquel que esté cerca. Pero como dijo Marilyn Monroe... "si no puedes aguantarme en mis peores momentos, desde luego no me mereces en los mejores." Siempre he sido así. En lo bueno y en lo malo. Estoy un tanto loca, bebo lo vientos por la justicia, la aventura, y la libertad. Esas siempre han sido mis máximas. A cualquier precio. Siempre he defendido a capa y espada mi autenticidad. No soy perfecta. No aspiro a serlo. Pero ahora tengo que convencerme a mi misma de que merezco la pena. Porque tu dejaste de luchar por mí. Y en esta guerra que es la vida... la rendición es la muerte, y atacar es la vida. 

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