viernes, 22 de marzo de 2013

Cuestión de fe.

7/3/2013

No soy creyente, ni siquiera practicante de apariencia. Nunca lo he sido. Sin embargo, hoy, en la cripta de la catedral de Canterbury he vivido lo que se podría llamar una experiencia religiosa. 
A veces, me resulta complicado ordenar mis ideas respecto a lo que a la religión, o mejor dicho, a las creencias, se refiere. Es otra de las grandes contradicciones de mi vida.
Y creo que ha llegado el momento de hablar sobre ello, aunque resulte un tanto enreversado. 

No creo en Dios. No creo en la Iglesia, ni en ninguna otra institución que se autodenomine mediadora de lo divino en la Tierra.  Y sin embargo, creo en la fe, porque soy consciente del poder que tiene. De aquellos de que la fe mueve montañas. La gente necesita tener fe para no caer en el miedo, en la desesperación, en la incertidumbre que causa la muerte. La fe da la esperanza de que hay algo más. Ayuda a superar momentos difíciles, a sacar fuerzas de la flaqueza... no es ningún dios el que otorga todo esto, sino la propia creencia del ser humano en la existencia de algo superior. Las personas necesitan esa seguridad. En realidad, no somos muchos los que podemos aceptar la muerte, reflexionar sobre ello, y estar tranquilos por la ausencia de Dios.
La figura de la discordia para mí en este aspecto es mi madre. Mi madre es una mujer inteligente, fuerte, creyente y practicante. Nos a educado en la fe católica, nos ha criado los valores de Jesús, y yo le estoy muy agradecida. Porque aunque sé que ella se siente decepcionada por nuestra carenica de fe, ha sido capaz de inculcarnos las dos cosas más imporantes que una madre puede enseñar a sus hijos: valores y principios para ser buenas personas, y capacidad de pensar por nosotros mismos, de cuestionarlo todo. De ser rebeldes contra las injusticias. 
Yo no tengo nada en contra de la figura de Jesús. A contrario; me parece uno de los mejores seres humanos que ha existido en la historia. Admiro su mensaje, y su valor para lanzarlo hace dos milenios. Lo único que pasa es que como no creo en Dios, no puedo creer que fuera su hijo. 
Tampoco considero que exista una religión auténtica. Todas ellas son una mezcla de filosofía de vida y reglas que otorgan poder a unos cuantos. Todas las religiones tienen cosas buenas y cosas malas, y muchas de ellas en común. 
Para mí, la espiritualidad es algo que uno vive por dentro, libremente, y todo lo demás son imposiciones ridículas que restan credibilidad. Hay algo que dijo mi madre que me quedó grabado en la memoria: "Yo puedo rezar en cualquier templo, oficie quién oficie... no me hacen falta mediadores para hablar con Dios." Frase que me recuerda, de alguna forma, a esta otra que aparece en V de Vendetta: "Dios está en la lluvia" La gente necesita a Dios. Le pongan el nombre que le pongan. La fe es el ideal más antiguo del ser humano. La gente vive, ama, muere, mata, lucha por Dios. Por sus creencias. Ha sido así desde que el hombre es hombre, y así seguirá siendo hasta que deje de serlo. Nieztche estaba equivocado. Dios no ha muerto. vivirá dentro de aquellas personas que todavía crean en él. Porque la esperanza es lo último que se pierde, y lo último de lo que estamos dispuestos a desprendernos, sea en el aspecto que sea. 

Y yo, personalmente, ¿qué es lo que creo? Porque yo no creo en Dios, pero sí que creo en la transcendencia. No creo en la vida después de la muerte, pero tampoco creo que haya un final. Ni creo tener la verdad absoluta, porque cada uno tiene su propia verdad. 

Creo que el universo está formado por energías. Así se creó, así se produjo el Big Bang (eso que intentan hacer en el acelerador de partículas en los bajos fondos de Suiza). Y esas energías fluyen a través de todos los seres vivos, conectándolos de alguna manera. Esta energía vital es lo que denominamos "alma". Porque no sólo somos mente y cuerpo, hay demasiadas cosas que todavía no sabemos explicar. Cuando morimos, esa energía vital pasa a juntarse con la corriente de energía que conecta todo el universo, y nos abandona como individuos. Sería como la Fuerza. Que dicho así suena muy friki, pero en realidad es una idea que George Lucas tomó prestrada del budismo. La idea del ciclo de la vida está presente en muchas culturas. Eso es lo que yo creo. Es todo bastante abstracto, pero esa energía vital va agrupándose en partículas, células etc... dotándo a los organismos de vida, y cuando nos abandona, éstasse descomponen. Y es algo que fluye y que conecta a todos los seres vivos. Vida que genera más vida. Cuando morimos, nutrimos el suelo, el suelo a las plantas, las plantas a los animales y así constantemente, en un círculo infinito. Esto puede haber dado origen a teorías como la reencarnaciñno; cuando el alma pasa de lo individual al conjunto, tarde o temprano se forma una nueva vida. Aunque yo no creo que el alma sea algo sólido que vaya de cuerpo en cuerpo. La clave está en la corriente de energía que fluye conectándolo todo. 

Nada de ideas sobre el bien y el mal. Nada de entes superiores, ni predestinación. Eso sólo nos viene como bagaje cultural que se ha ido acumulando durante siglos y siglos. Eso no es cuestión del alma. Para mí, todos los seres vivos tienen alma, pero la moral y la ética son cosas exclusivas del ser humano. ¿Puede un animal ser malo? No, el animal es animal, y actúa según sus instintos. El animal, si está hambriento, matará para comer. El hombre, sin embargo, es capaz de matar por placer... lo que no deja de ser irónico, dado que somos lo únicos que consideramos que matar es malo. 
Me gusta la idea del karma, pero no estoy segura de ello. Hay demasiadas personas buenas en la miseria y viceversa. Aunque todo depende de la idea del bien y del mal, que no deja de ser algo subjetivo e individual. Nadie actúa pensando que hace las cosas mal. Y sin embrago, hay cosas que nos horrorizan o nos maravillan a todos por igual. No tengo muy claro si por influencia social de miles de años que no podemos dejar atrás, o porque realmente existe algo como el bien y el mal. Tal vez sean simplemente normas de convivencia básicas para la supervivencia de la especie que hemos desarrollado como un instinto natural. 

Pero volviendo al tema principal... la fe. La fe, creado por y para el hombre como escudo contra el miedo. Es increíble la capacidad que tenemos de crear. Es increíble lo que nuestras propias creaciones pueden dar lugar. 
La catedral de Canterbury, un homenaje a un Dios en el que no creo, erguida por personas a las que nununca conocí, ni amé, ni admiré, tiene una belleza tan sublime, tan sobrecogedora, que estando ahí, pisando las frías losas de la cripta, algo me ha conmovido hasta el punto de llorar, y por un momento, he sentido el impulso de rezar.

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