jueves, 29 de enero de 2015

Carta de navegación

"La segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer"
¿Empezando por dónde?
Ni mapas, ni manual de instrucciones, tan sólo un mar a la deriva y un lejano horizonte cambiante cual veleta a merced del viento más huracanado. Velas remendadas donte antes hubo agujeros de bala, de palabra, obra u omisión, disparadas por boquillas ignorantes, de rápido efecto y consecución. El sol aletarga y difumina la línea deseada, en medio de esa quietud agobiante plasmada en la gotas de sudor a la espera de un "algo". Viento, tormenta, movimiento desencadenado de forma violenta, que convierte la barca en el ojo del remolino, perdiendo el norte y hasta las ganas de luchar. Y vuelta a la calma. Y otro asalto pirata que promete un tesoro que en vez de oro termina siendo hojalata. Y más remiendo con hilo hecho de besos y lágrimas, de promesas cumplidas, incompletas y otras que siguen a la espera. ¿Dónde estará la isla? ¿Dónde estará la estrella? Quién quisiera una brújula y hacer uso de ella, aun cuando no todas las brújulas apunten al norte. Aun cuando el norte no sea más que otra ilusión evanescente. ¿Qué hay al sur? ¿Y si el viento sopla de poniente? Y cuando no sopla, hay que remar. Remar como si la vida se fuese en ello, porque lo hace. Hasta el último aliento en ese viaje loco que busca un sentido inexistente en la inmensidad del mar. Con alguna canción o soniquete de fondo para amenizar el recorrido a ningún lugar. Sin mapas. Sin manual de instrucciones.

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