lunes, 21 de diciembre de 2009

Te quiero.

Te quiero. Te quiero. te quiero.

Es esa certeza a que hace que todo valga la pena. Arriesgué, y gané.
Oh, sí. Me tocó el premio gordo.

Releí algo que escribí hace unos meses: Historia de dos.
La volvía a leer y me di cuenta de que lo has cumplido todo, absolutamente todo. Has hecho que mis sueños se hagan realidad.
Y por eso te quiero. Por quererme. Por hacerte querer.

Puede resultar repetitivo, aburrido, rutinario, soporífero, ordinario....
Pero te quiero. Te quiero. Te quiero.

Y es que no hago mas que pensar en ello. Puedo tener la cabeza en mil cosas, estar agobiada, estresada, cansada o de mal humor, pero siempre estás tú, grabado en mi subconsciente, haciendo que esboce involuntarias sonrisas, y capaz de levantar a mi alrededor una burbuja de felicidad que me protege de todo mal.

Te quiero, te quiero, te quiero.

¿Por qué?

Puede ser porque te esfuerzas en hacerme feliz.
Puede ser porque eres mi mejor amigo.
Puede ser porque me conoces y me aceptas.
Puede ser porque contigo hago el amor.
Puede ser porque me encanta cada adjetivo que describe a tu persona.
Puede ser porque seas el único que me deja sin palabras, e incluso sin respiración.
Puede ser porque me impulsas a mejorar como persona.
Puede ser porque mi primera prioridad sea hacerte feliz.
Puede ser porque no me importa llorar sobre tu hombro.
Puede ser porque me gusta sentirme protegida entre tus brazos.
Puede ser por la suavidad y la dulzura apasionada con la que me tocas.
Puede ser porque pierdo la cabeza cuando tu boca roza mi boca.

¿Por qué te quiero? No lo sé.
Sólo sé que te quiero. Te quiero. Te quiero.

No hay comentarios: