miércoles, 2 de diciembre de 2015

Nos vemos en el Chipre

Las bicicletas aparcadas, los transeúntes que se agazapan tras sus bufandas luchando contra el cierzo, la fuente olvidada en la plaza, el hierro forjado de las farolas robando protagonismo al manto dorado de las hojas, que se alza majestuoso ocultando los balcones de las casas.

Esa es la postal tras la cristalera. Tal vez fue lo que nos atrajo magnéticamente, o tal fuera la madera. O los tranvías dibujados, o las fotos viejas. Los espejos, las escaleras a sótano donde se encuentra nuestra fotografía preferida. Esa de las mujeres desnudas posando en fila. Esa que Marco encontró en Roma y me trajo como homenaje a nuestro sitio, a nuestro café.

El lugar de los planes locos y las confidencias. El lugar del café, el chocolate y los batidos gigantes.

En verano o en invierno.

Nos encontramos aquí como refugio común en el mundo cuando nuestros caminos se bifurcan.
El Chipre esconde muchas historias, entre ellas; la nuestra. La de todos los que pasamos por aquí, compartiendo risas, secretos, ilusiones y alguna que otra lágrima ocasional.

En los años dorados de nuestra temprana juventud, antes de sentirnos agobiados por el peso de ser adultos, cuando nos creíamos invencibles, capaces de conquistar el mundo.... aquí tomaban forma nuestros sueños.

Así que a la próxima: Quedamos en el Chipre.

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