jueves, 26 de mayo de 2016

El futuro: Venezuela.

Llevo tiempo en estado de introversión preocupándome más bien poco por lo que ocurre a mi alrededor. Antes me interesaba debatir con la gente, trata de explicar mis puntos de vista, últimamente estaba cansada, no me apetecía hablar de política más de lo estrictamente necesario, yo ya tengo mis principios y mis ideas, y quien no los comparta, pues poco me importa. 

Sin embargo, cada vez que enciendo la tele, o leo un periódico, o navego por Internet, me doy de bruces con una constante campaña de acoso y derribo a Podemos, y a sus votantes, entre las cuales me incluyo. Porque cuando difamas y calumnias a algo que representa a tanta gente, estás difamando y calumniando a esa gente. 

Siempre, y lo he repetido y reflejado en muchas de mis entradas, me ha interesado la política. ¿Cómo no va a interesarme que un grupo de desconocidos tomen decisiones que afecten a mi vida? He participado en manifestaciones, he sido parte del 15M, he votado en todas las elecciones religiosamente, sin faltar a ninguna, he hablado, he debatido y creo que he dado que pensar. No milito en ningún partido, sin embargo, ni tengo intención de hacerlo, por una razón muy sencilla: me veo demasiado joven e inexperta en muchos asuntos como para involucrarme a un nivel tan profundo en algo, y no quiero perder la perspectiva global de las cosas. Sí que estoy registrada en Podemos, y he votado en todos los procesos que se han abierto, el último, el de la coalición con Izquierda Unida y otros grupos, cuyo resultado me llena de felicidad, pues ya voy a poder votar sin estar dividida. Así que sin ser militante, soy partícipe en todo momento. Estoy bien informada. 

Bien. Pues eso automáticamente me convierte en una izquierdista radical, comunista leninista, chavista, y por supuesto, etarra. Nunca pensé que tantas etiquetas tan diversas y estúpidas se pudiesen colocar en una sola persona. Pues eso somos, al parecer. Y ya se esfuerza la prensa en que parezca eso. Como Lenin lleva muerto sus años, y ETA cesó la violencia hace también un tiempo, sólo queda un lugar en el que buscar  pruebas del apocalipsis que se desataría en nuestro país (esa España igualitaria, rica y sin problemas de ningún tipo) si la ciudadanía vota a Podemos: Venezuela. 

Venezuela se ha convertido en un país tan popular en estos últimos meses.... Casi tanto como lo fue Grecia el verano pasado, aunque poco los mencionan ahora, me pregunto por qué. Venezuela es el infierno, la gente muere de hambre, no tiene medicaciones, y por supuesto, no tienen libertad, el régimen de Maduro es una dictadura. ( No sabía que en una dictadura pudiese haber oposición). Eso es lo que dicen en la tele. En el telediario. Albert Rivera con lágrimas en los ojos. 
Yo no digo que Nicolás Maduro no sea un desequilibrado. Sinceramente, pienso que lo es. Pero también pienso que yo no vivo en Venezuela, y no puedo saber lo que verdaderamente está pasando allí. Y desde luego no me creo ni la mitad de lo que dicen los medios, porque todos sabemos quién paga a esos medios. Y me hace mucha gracia que a tanta gente le preocupe tanto de pronto lo que pasa en Venezuela, cuando hasta antes de ayer probablemente no supieran cuál era su capital, o dónde ubicarla con exactitud en el mapa. Pero mientras, miles de personas se ahogan en ese mar que baña nuestras playas, huyendo de una guerra financiada por nosotros, y eso parece que no importa, siempre y cuando nadie venga a poner una bomba en la puerta de nuestra casa. ¿Dónde está Albert Rivera llorando por los niños desaparecidos, por los padres muertos en bombardeos o en el mar? 

Lo que realmente me repatea el hígado es que los dirigentes de nuestro país se postulen como defensores de los derechos humanos cuando han firmado un acuerdo que permite expulsar a los refugiados a Turquía, incumpliendo todo aquello que alardean defender. Son una vergüenza. 

Así que no voy a opinar sobre lo buena o mala que es la situación de Venezuela, porque no tengo ni la menor idea, y cuando uno no sabe de algo, lo mejor que puede hacer  es callarse. 
Lo mismo que podrían hacer todos aquellos que critican a Podemos y se llevan las manos a la cabeza, sin ni siquiera haberse leído su programa. 

¿Defender los derechos humanos, la igualdad entre las personas, el derecho a la educación, a la sanidad, a los servicios sociales, al trabajo, defender la libertad y la justicia libre y la paz, me convierte en una izquierdista radical, comunista leninista, chavista y etarra? Muy bien. Pues ¿dónde hay que firmar? 



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