martes, 14 de mayo de 2013

Mujeres

"Nunca fui la dulce niña de tus ojos, ni la mejor barca del mar. Nunca de nadie, dueña de todo; de lo imposible, de lo irreal."

No sé cuántas veces he utilizado esas líneas para definirme a mí misma a lo largo de los años. Desde que tenía 14 años, o algo así. Y en mí han cambiado muchas cosas desde entonces, es bastante tiempo... pero esos versos no cambian. La idea de que no soy perfecta, pero soy libre. 

Vivimos en una sociedad (sí, voy a criticar a la sociedad, para variar, y esas cosas) que todavía hoy, en pleno siglo XXI, es completamente machista. Afortunadamente, las cosas cambian, y parece que van encaminadas en la dirección correcta, pero no nos engañemos, aún queda mucho camino por delante.

Así que éste es mi manifiesto feminista. 
Ser feminista no es sinónimo de ser hembrista. Aclarar esto para empezar. Ser feminista significa defender la igualdad entre hombres y mujeres, no la superioridad de ninguno de los sexos. Yo lucho por, amo y defiendo a personas, seres humanos, no a sexos. 
Podría hacer una larga recapitulación de eventos y evolución histórica, de cómo se ha tratado a la mujer a lo largo de los siglos, pero creo que es por todos sabido, así que me lo salto. Voy directamente a la parte del presente, que es la que nos atañe. Ese presente en el que se supone que la igualdad está la orden del día (mentira, ni en cuestión de sexos, ni de justicia, ni de muchos otros aspectos). Pero lo cierto es que arrastramos un enorme bagaje cultural e histórico del que todavía no hemos podido desprendernos. La idea de la mujer sumisa, al servicio del hombre, la madre perfecta, el ama de casa, el sexo débil, que necesita a un macho para que la proteja, del cual depende... esa idea todavía existe en el subconsciente de nuestra sociedad. Algunos y algunas la dejan aflorar más que otros, pero existe. Anuncios de señoras que anuncian detergentes u otros productos de limpieza, pelis, series en los que se muestran a mujeres de curvas y cara perfectas como si fueran objetos que poder adquirir. Nuestra sociedad cosifica personas, esclaviza a través de la imagen, y trafica con cuerpos. Porque la prostitución es un delito, que a mí, personalmente me parece atroz todas las mafias que trafican con personas, pero que una mujer, libremente, decida dedicarse a la prostitución no me parece mal. Yo personalmente no lo haría, pero me parece totalmente hipócrita que nuestra sociedad se escandalice con que haya mujeres que vendan su cuerpo... pero luego se paguen altas millonadas a supermodelos por... ah, sí. Vender su cuerpo. Su imagen. Convertirse en iconos de moda, en fetiches, en objetos pasivos a los que contemplar. (Que no sólo pasa con las mujeres; pero es bastante más descarado) 
Pero no tenemos que irnos al mundo de la publicidad. Pensando en ejemplos prácticos. ¿Qué está peor visto? ¿Qué un hombre ligue mucho, o que lo haga una mujer? Ah. Porque lo de la liberación sexual es un poco de leyenda. Yo pienso que cada uno es libre de hacer lo que quiera mientras no haga daño a los demás. ¿Por qué sigue pareciendo un delito que un mujer se acueste con varios hombres? ¿Acaso no puede disfrutar del sexo como cualquier hombre? Sí. La respuesta es sí. Pero en el subconsciente colectivo aún existe ese doble patrón de moralidad; ese que dice que está peor si lo hace una mujer que un hombre, porque la mujer debe ser pasiva, romántica, en busca del amor verdadero, que en la mayoría de las ocasiones puede traducirse en un esposo que la mantenga. ¿Pues sabéis lo que os digo a todos esos que de alguna forma pensáis eso? GILIPOLLAS. 
Yo soy mujer, soy inteligente, independiente, y no soporto la idea de ser mantenida por nadie. Soy fuerte como cualquier hombre, trabajo como la que más, odio limpiar, cocinar y demás tareas domésticas, que sólo hago en casos de necesidad suprema. El amor es maravilloso, pero no siempre es real, es sexo es algo físico, y es mil veces mejor con amor, creo que nadie que lo haya experimentado puede decir lo contrario, pero como dice Woody Allen: "El sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía, es de lo mejor". Y yo, y cualquier mujer, lo podemos disfrutar si queremos. 

Y toda mi indignación viene en realidad por culpa de Gallardón y su ley del aborto. Porque como estamos gobernados por una panda de simios cuyo único objetivo en la vida es retroceder en el tiempo hasta volver a la prehistoria, este "señor" ha decidido que en los últimos años hemos sido demasiado "progres". Mire, don Alberto, le explicaré algo, si usted ilegaliza el aborto, hasta en casos en los que el feto tiene malformaciones, lo único que va a conseguir es la muerte o daños de la madre. Porque las que quieran abortar, van a seguir haciéndolo, pero probablemente, en manos de gente no profesional, con los riesgos que eso implica. Que exista una ley que permita el aborto no implica que las mujeres vayan a abortar en masa. Más educación sexual para evitar embarazos o enfermedades de transmisión sexual, y menos dogma. El tener hijos es una decisión de cada mujer, o de cada pareja, y cuándo, y cómo es algo que sólo les atañe a los que tienen que tomar la decisión. Las mujeres no somos recipientes, no somos hornos en los que cocinar bebés. Usted no puede privar de libertad a nadie en una decisión tan importante como es la de tener un hijo; y más cuando su gobierno se está esforzando en cargarse la educación, la sanidad, las ayudas a familias desfavorecidas, y otros tantos derechos sociales. Eso es delito. Se supone que el Estado Español es un estado laico, así que deje de lamerle el culo a su amigo Rouco. La ética y la moral son personales, y se desarrollan educando. No imponiendo, que es lo que ustedes tratan de hacer. 

La libertad es un derecho, no un privilegio. 

No hay comentarios: