martes, 16 de octubre de 2012

Abrazada a la tristeza

Hoy es día 16. Ese número especial que para ti ya no significa nada. La filosofía del yoga dice: "Abraza las sombras, acéptalas, y ellas te guiarán hacia la luz." Está bien, las abrazo. No estoy bien. Trato de convencerme a mí misma y al mundo, y voy progresando, pero no estoy bien. La tristeza es tan grande que a veces me roba el sueño y hasta la respiración. Te echo tantísimo de menos. Estás en cada canción, en cada rincón de la ciudad, en cada rincón de mi memoria. Y tengo miedo. Y lo que más miedo me da es el miedo, y la soledad, y ahora tengo las dos cosas. Tengo miedo a perderte del todo, miedo a que desaparezcas de mi vida, miedo a dejar de importarte, miedo a que me reemplaces o me sustituyas demasiado pronto. 

No puedo dejar de quererte, y sé que tú todavía me quieres, y eso lo hace todo más difícil, saber que no podemos estar juntos porque en esta crisis de identidad que estás pasando yo sólo soy un estorbo. Y duele, muchísimo. Llevo tanto tiempo dedicándome a hacerte feliz que ser la causa de tu infelicidad se me clava como un puñal en el pecho.

Racionalmente, todo encaja a la perfección, naturalmente. Mi mente lo ha asimilado todo desde el principio. Necesitas tiempo, necesitas espacio para ubicarte en el mundo, no puedes seguir dependiendo de mí para cada plan de futuro, tengo y necesito dejar de ser tu segunda madre. Tienes que crecer por ti mismo, y yo ya no puedo ayudarte. Es todo sumamente coherente. También sé que yo estoy menos perdida, sé quién soy, sé lo que quiero hacer con mi vida. Pero para qué mentir, si tú no estás, nada de eso tiene sentido. Sé que es cuestión de tiempo, que el dolor pasará, que volveré a enamorarme y que el profundo vacío que siento en el alma desaparecerá. La teoría es muy bonita, y me la repito una y otra vez. Pero en sueños, el subconsciente me traiciona y vuelves a mí cada noche, y por mucho que luche contra esa idea, por mucho que repita que no voy a esperarte más, que voy a seguir con mi vida... esa tenue esperanza se aferra a mi pecho y no lo quiere soltar, quiere anidar allí... Porque, si no ha muerto el amor, si no ha muerto la pasión ¿Puede ser realmente el final? 

Me gustaría tener tu habilidad para aislar los pensamientos que te duelen, o te molestan. Aún no entiendo cómo puedes no pensar en ello. Cómo puedes decir "¿Qué gano yo pensando que te echo de menos? Claro que te echo de menos, pero no sirve de nada darle vueltas." Así que es cuestión de ganar. Sólo el fuerte sobrevive. Y yo soy la parte frágil. Así que no me queda más remedio que sobrevivir. 

La barca en la que remábamos juntos se ha despedazado. A mí las olas me empujan hacia la orilla, y tú estás atrapado en un remolino desde el que no avistas tierra. Debería ser más fácil para mí, dejarme arrastrar hasta la playa y curarme las heridas. Pero sigo nadando a contracorriente, hacia ti, a pesar de que tú ya no me buscas. No sé lo que va a pasar... No sé si me daré por vencida y me dejaré llevar por la corriente, en realidad estoy tan cansada de luchar por todo... No sé si tú llegarás a mi isla, o la marea te llevará a otra, ni cuánto tardarás en llegar a donde sea. Pero presiento que por mucho que rehaga mi vida, no dejaré de mirar el horizonte, esperando, de alguna manera, que vuelvas a mí.

Porque el amor, cuando no muerte, mata,
Porque amores que matan, nunca mueren.

No hay comentarios: