viernes, 4 de enero de 2013

Arte.

El arte, en cualquiera de sus formas, es la expresión del alma humana. Te inspira, te transporta, te hace soñar, imaginar, crear. Y sobre todo, conecta a las personas. Evoca sentimientos, ideas. Emociona. Toca algo dentro de ti que te cambia para siempre, que no te deja indiferente. 
Adoro el arte. En todas sus formas; literatura, música, cine, pintura, escultura, arquitectura, fotografía. Cada vez que descubro algo nuevo, mi esencia cambia un poquito, se enriquece. Percibo el mundo de un modo distinto. Es casi cosa de magia. ¿Cómo puede conmover tanto algo que fue creado siglos atrás? Es la evidencia suprema de nuestra humanidad. De que las personas son siempre personas, pase lo que pase. Podremos inventar mil máquinas, hacer mil descubrimientos tecnológicos que cambiaran nuestras vidas, que las acelerarán al máximo y nos precipitarán al desenfreno de la rutina. Pero el arte sigue teniendo el poder de detener el tiempo. Y en medio del torbellino del día a día de pronto escuchamos una canción, leemos un verso, vemos una imagen. Y por un instante, algo cambia. Es un poder sobrenatural, único. No se encuentra en nada más.


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